12 de noviembre de 2018

Tentación en la tradición

"En la barca de Pedro, aquellos con estómagos sensibles deberían mantenerse alejados de la sala de máquinas.” (Ronald Knox)
El problema no es en que parte de la Barca de San Pedro estés... ya que la marejada arrecia, estamos todos mareados y con miedo, y a punto de zozobrar. ¡Sálvanos Jesús que perecemos!

Al hilo del post " un ciego no guía a otro ciego" del blog recientemente descubierto Quod vidimus, describe perfectamente una experiencia en la que he caído. Y me pregunto si es generalizada.

Un extracto del artículo:
Los que estamos vinculados al mundo del “tradicionalismo católico” hemos topado varias veces con ciertas actitudes -o nosotros mismos hemos caído en ellas- que pretenden ser propias de un verdadero “soldado de Cristo”: cruzado contrarreformista y antimodernista por donde los haya, martillo de herejías y de inmoralidades, la encarnación actual de las contemplaciones militares de los Ejercicios Ignacianos. Suena bien, y para mi también sonó bien un tiempo, pero ¿es necesaria esa “performance”? ¿es auténtica en muchos casos? ¿Nos estaremos olvidando de aspectos más relevantes del cristianismo?

El fuero interno es sagrado, nos enseña la Iglesia, y no cabe juzgar intenciones. Pero si cabe tomar nota de lo que salta a la vista, y aquí no pocas veces, la “pose tradicionalista” destiñe por varios lados. No hablamos de vicios ocultos, sino particularmente de varias faltas públicas a la caridad: accesos de ira y descontrol frecuentes, expresiones hirientes, chismes a las espaldas de la gente, intolerancia hacia las diferencias de opinión y hasta el mas leve matiz, y todo ello encubierto con visos de “apostolado” y “reconquista católica”. E insisto, son caídas que incluyen al suscrito, al menos en algunas ocasiones.

Incluso si planteamos el problema desde lo meramente humano y utilitario, la táctica es un desastre: mormones y testigos de Jehová lo hacen mejor, al menos mientras reclutan adeptos. Peor es la cosa se vuelve más negra en el ámbito espiritual: un “soldado de Cristo” arrogante, estrecho de vistas y agresivo no solo no logra nada, sino que daña a los demás y daña su propia alma, y lo que es peor, su propia convicción de actuar “por la gloria de Dios” le puede impedir salir de su error.

Fin de cita. Y lo que yo me planteo al leer estas sabias reflexiones:
Si nosotros ya de por sí, como católicos, al estar rodeados de un mundo anticristiano que trata de enredarnos y aplastarnos, hace que nos tengamos que significar de la mayoría para ser coherentes y fieles a nuestra fe. 

En ese diferenciarse, 
1Conlleva el vivir la doctrina que nos libera, 
2 el colaborar con la Gracia santificante (los medios sensibles de la gracia son los sacramentos... por lo que tendremos que estar en gracia y asistir a Misa, confesarse, orden de vida) que nos permite luchar contra nuestra concupiscencia (tendencia al mal y dificultad al bien; las pasiones desordenadas) 
3 y una ascesis necesaria, no voluntarista-semipelagiana, que nos va ayudando para una vida virtuosa (repetición de hábitos buenos). 

Bien, pero si a eso añadimos, que no satisfechos con eso, sino que por una incansable sed de Dios, vamos buscando cada vez más la sana doctrina frente a herejías, secularismo, confusión y abusos litúrgicos en el mismo seno de la Iglesia... vamos transitando poco a poco hacia el camino de la tradición. 
Entonces, pasamos como bien lo definió Benedicto XVI en el Motu Proprio del 2007, a ser católicos de la forma extraordinaria. Es decir, somos extraordinarios dentro de lo ordinario.
Pero la fragilidad de nuestra naturaleza hace que caigamos en la tentación de la vanagloria y del sentimiento de pertenencia a un grupo especial (elitismo). 
Si esa experiencia que yo aprecio, es vivida por algunos jóvenes (la impetuosidad juvenil/necesidad de ser gregarios) y no tan jóvenes, ¿qué podemos hacer? Debemos antes analizar las causas para poder después purificarlas... Perdone, pero qué opinión tiene de todo esto?
A eso se refiere el autor de infocaótica con su frase en un plugin: "Tradi-locos, frikis, paranoicos, etc. abstenerse (¿has tomado hoy tu dosis?)" 
Nota bene. El Padre Javier Olivera Ravasi, en su conferencia sobre la Inquisición (minuto 16:30) enumera las condiciones para ser un juez inquisidor de una instrucción dominica. Debe ser diligente, fervoroso en su celo bajo la verdad de la religión y las almas, que no esté influido por la indignación, ni por la furia, ni por el odio. No debe dejarse ganar por la apatía, la pereza o la negligencia. Debe ser constante y resuelto. Mantenerse firme en los peligros y adversidades, incluso en caso de tener que dar su propia vida.
  Cada día al despertarnos ante tanto error y confusión dentro de la Iglesia católica, al no conservar el depósito de la fe y reafirmar a sus hermanos en la sana doctrina... ¿no caemos en indignación? ¿no seguimos escandalizándonos aunque estemos esculpidos en madera? ¿no mantenemos una actitud defensiva? ¿caemos en la vanagloria, la exhibición y el elitismo? 
Si el conocimiento conlleva responsabilidad, no deberíamos ser mejores cristianos... no sé si me estoy yendo por las ramas.

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