Voto de ánimas. Un acto heroico.
Royo Marín. Moral para
seglares II. Punto 345.
Es un acto intensísimo de caridad.
El
llamado acto heroico de caridad a favor de las almas del purgatorio
consiste en ofrecer a Dios, mediante una fórmula o mentalmente, en sufragio de las almas del purgatorio, el
fruto satisfactorio de todas las obras que haga el votante durante su vida
y todos los sufragios que se le apliquen después de su muerte. Aunque se suele
llamar voto de ánimas, no obliga bajo pecado y lo puede revocar el interesado
cuando quiera.
Este ofrecimiento, rectamente entendido y practicado, es de grandísimo mérito, por el acto intensísimo de caridad que supone. Es cierto que quien lo hace se expone a tener un largo purgatorio por sus propios pecados, pero luego tendrá eternamente en el cielo un grado de gloria mucho mayor que el hubiera alcanzado sin él.
Santo Tomás de Aquino
advierte repetidas veces que el tener mayor purgatorio no tiene importancia
ninguna –quasi nihil est – en
comparación de un aumento de gloria para
toda la eternidad. Y que, en cuanto a meritorio de vida eterna, el sufragio
aprovecha más al que lo hace que la que lo recibe.
Los que emiten este voto heroico gozan de las siguientes gracias:
2. Ellos y los demás fieles pueden
ganar, con las condiciones acostumbradas, indulgencia
plenaria aplicable solo a los difuntos:
a) En cualquier día que reciban la sagrada
comunión.
b) Con
cualquier misa que oigan los lunes a
favor de las almas del purgatorio.
3. Pueden aplicar a los difuntos toda clase de
indulgencias, aun las ordinariamente no aplicables.
Fórmula para hacer el acto heroico de caridad.
Recogido
del devocionario, Mis devociones. Pinazo, R. 1959
Omnipotente y sempiterno
Señor, yo _______________aunque indigno de comparecer en tu presencia, para
mayor gloria de Dios y para demostrar mi sincera esclavitud a María Santísima, la Madre de
Misericordia, que también es Madre de las ánimas del
Purgatorio. Deseo librar a estas ánimas de sus penas para que vayan cuanto
antes a glorificarte en el Cielo.
Ofrezco
espontáneamente y pongo en manos de nuestra piadosísima Madre y Señora la Virgen
María, todas mis obras satisfactorias, propias y participadas, en vida, en
muerte y después de mi muerte. Para que la Santísima Virgen las aplique a quien
Ella prefiera en el Purgatorio.
Te
ruego, Señor misericordioso, que aceptes este ofrecimiento para gloria tuya,
consuelo de las ánimas y provecho de mi alma. En cuanto a las penas y deudas
por mis pecados que detesto, yo me ofrezco con toda humildad y aceptación para
satisfacerlas y pagarlas, si así lo queréis en el Purgatorio. Aceptándolo en
brazos de tu misericordia y en la bondad de tu dulce Madre la Virgen María.
Padre nuestro, Ave María y Gloria por las ánimas del purgatorio.
[1] Altar
privilegiado. Aquel tiene anexa una indulgencia plenaria concedida por el Papa, aplicable al alma del purgatorio por la cual se celebra en él la
misa.
[2] Altar
privilegiado personal. Es personal, cuando es inherente al
sacerdote, o sea, que no depende del altar, sino del sacerdote que celebra.
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