Mateo 6, 9-13
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre;
venga tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan supersubstancial
y perdónanos61 nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; 13
y no nos introduzcas en tentación,
antes bien líbranos del Maligno62.
Notas Mons. Straubinger
61 12. Perdonamos: esto es declaramos estar perdonando
desde este momento. No quiere decir que Dios nos perdone según nosotros solemos
perdonar ordinariamente, pues entonces poco podríamos esperar por nuestra
parte. El sentido es, pues: perdónanos como perdonemos, según se ve en el v.
14.
62 13. Aquí como en 5, 37, la expresión griega “Apó tu ponerú”, semejante a la latina “a malo” y a la hebrea “min hará”, parece referirse, como lo indica Joüon, antes que al mal en general al Maligno, o sea a Satanás, de quien viene la tentación mencionada en el mismo versículo. La peor tentación sería precisamente la de no perdonar, que S. Agustín llama horrenda, porque ella nos impediría ser perdonados, según vimos en el v. 12 y la confirman el 14 y el 15. Véase 18, 35; Mc. 11, 25; Jn. 17, 15. Tentación (en griego peirasmós, de peira, prueba o experiencia) puede traducirse también por prueba. Con lo cual queda claro el sentido: no nos pongas a prueba, porque desconfiamos de nosotros mismos y somos muy capaces de traicionarte. Este es el lenguaje de la verdadera humildad, lo opuesto a la presunción de Pedro. Véase Lc. 22, 33 (cf. Martini). Esto no quita que Él pruebe nuestra fe (1 Pe. 1, 7) cuando así nos convenga (St. 1, 12) y en
62 13. Aquí como en 5, 37, la expresión griega “Apó tu ponerú”, semejante a la latina “a malo” y a la hebrea “min hará”, parece referirse, como lo indica Joüon, antes que al mal en general al Maligno, o sea a Satanás, de quien viene la tentación mencionada en el mismo versículo. La peor tentación sería precisamente la de no perdonar, que S. Agustín llama horrenda, porque ella nos impediría ser perdonados, según vimos en el v. 12 y la confirman el 14 y el 15. Véase 18, 35; Mc. 11, 25; Jn. 17, 15. Tentación (en griego peirasmós, de peira, prueba o experiencia) puede traducirse también por prueba. Con lo cual queda claro el sentido: no nos pongas a prueba, porque desconfiamos de nosotros mismos y somos muy capaces de traicionarte. Este es el lenguaje de la verdadera humildad, lo opuesto a la presunción de Pedro. Véase Lc. 22, 33 (cf. Martini). Esto no quita que Él pruebe nuestra fe (1 Pe. 1, 7) cuando así nos convenga (St. 1, 12) y en
Lucas 11, 2-4. Notas Mons. Straubinger
Les dijo: “Cuando oráis, decid:
Padre, que sea santificado tu nombre; que llegue tu reino652
notas:
__
ss. Compárese esta versión de la Oración dominical con la
de San Mateo, 6, 9-13 y notas. Santificado, etc.: Sobre el nombre de Dios, véase
Ex. 3, 14 y nota; Sal. 134, 13; Lc. 1, 49. El P. Garrigou-Lagrange dice muy
bien que toda la mística está en el Padrenuestro, por donde se ve que hablar de
mística no ha de ser cosa rara ni excepcional entre los cristianos, pues que
todos saben y rezan esa oración; a menos que la recitasen sólo con los labios y
teniendo su corazón distante. Tal es lo que Jesús imputa a sus peores enemigos,
los fariseos (Mt. 15, 8). Cualquier cristiano tiene así a su disposición toda
la mística, pues lo más alto de esta vida consiste en ser, respecto a nuestro
Padre divino, “todo enseñable”, como los niños pequeños. Este Padrenuestro
breve que trae San Lucas, sintetiza en forma sumamente admirable esa actitud
filial que, deseando toda la gloria para su Padre (cf. Lv. 22, 32), ansía que
llegue su reino (para que en toda la tierra se haga su voluntad, como se dice
en San Mateo), y entretanto le pide, para poder vivir en este exilio, el don de
Jesús que es la vida (1 Jn. 5, 11 s.), “el pan de Dios que desciende del cielo
y da la vida al mundo” (Jn. 6, 33 y 48).
653 4. Job fué puesto a prueba por Satanás con permiso de
Dios, y Él lo sostuvo para que fuese fiel, con lo cual Job salió beneficiado de
la prueba. Aquí, en cambio, la infinita delicadeza de Jesús nos enseña a pedir
al Padre que nos ahorre esa prueba, y que para ello (como añade en Mt. 6, 13)
nos libre del Maligno, a la inversa del caso de Job. Admiremos el amor que Jesús,
nuestro Hermano Mayor, deja traslucir en esto, y recojamos la suavísima y
enorme enseñanza sobre la estimación que Dios hace de la humildad y pequeñez,
al punto que, el pedirle nos libre de las pruebas, confesando nuestra debilidad
e incapacidad para sufrirlas, le agrada más que la presunción de querer sufrir
como Job. Porque si así no fuese, nos habría enseñado Jesús a pedir pruebas.
Compárese esto con el fracaso de Pedro cuando alardea de valiente (Jn. 13, 37 y
nota). Inmenso y dichoso descubrimiento es éste de que Dios no se goza en
vernos sufrir y de que prefiere vernos pequeños
Nt. Manuel Iglesias S.J.
“Padre nuestro que [estás] en los cielos:
sea santificado tu nombre;
10 venga tu reino;
hágase tu voluntad, como en [el] cielo, así también en
[la] tierra.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano,
12 y perdónanos nuestras deudas
como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
13 y no nos metas en tentación,
antes bien, líbranos del Malo”.
12 DEUDAS: son más que simples «ofensas»; son
servicios debidos a Dios y no realizados. Ante
Dios somos deudores insolventes (cfr. Lc 11,4: el pecador es un deudor). Al
pedir perdón al Padre de todos, se supone que el orante, por su parte, está
concediendo el perdón a sus ofensores; el aoristo* griego correspondería a un
tiempo verbal arameo «perfecto de coincidencia» (P.Joüon), mientras
en nuestro idioma empleamos mejor el presente*: «Como nosotros perdonamos
ahora».
13 NO
NOS METAS: aun aceptando un
matiz permisivo, que pudo darse en el original arameo
(no nos dejes entrar, no permitas que entremos), el texto griego suena en la
línea de textos del AT según los cuales Dios tienta o somete a prueba a
los suyos. El NT nos dice que «el Tentador» es otro: Satanás; y que Dios
no tienta a nadie para el mal (St 1,13), ni permite que seamos tentados o
probados sobre nuestras fuerzas (1Co 10,13)._EL
MALO:
«En esta petición,
el mal no es una abstracción, sino que designa a una persona, Satanás, el
Maligno, el ángel que se opone a Dios. El diablo (diá-bolos) es aquel que “se
atraviesa” en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo»
(Cat 2851). El Padrenuestro, oración de los hijos para los tiempos de crisis,
en los que hay que decidirse en favor o en contra de Dios y de su Mesías,
pide vernos libres de la auténtica TENTACIÓN, la que procede DEL MALO: la tentación de rechazar a
Jesucristo, la incredulidad en él, la apostasía final.
Lc 11,2-4
«Padre,
sea santificado tu
nombre,
venga tu reino,
3 danos cada día nuestro pan cotidiano,
4 y perdónanos nuestros pecados,
pues también
nosotros perdonamos a todo el que nos debe;
y no nos metas en
tentación».
2-4 La diversa formulación del Padrenuestro
en Mt y Lc puede deberse a
que las primeras
comunidades cristianas lo rezaban en formas diversas. La
insistencia en
pedir el PAN de CADA
DÍA se entiende en la situación de
los discípulos
que marchan sin
alforja ni dinero (cfr. 10,4; 12,33ss.), y si eso se une
con la confianza en
la Providencia (cfr. 12,22-31).
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