San Antonio y San Pablo ermitaño |
En los Apotegmas o Dichos de los Padres del desierto se
lee la siguiente anécdota: Un hermano fue a visitar a abad Poimón, pues deseaba
confiarle sus pensamientos, pero no se animó a abrirle su corazón, a pesar de
que lo intentó muchas veces. Le advirtió el anciano, y le insistió que hablase,
y el hermano le dijo que lo atormentaba una tentación muy fuerte de blasfemar.
El anciano le respondió: No te turbes por este pensamiento. Los combates
carnales nos llegan muchas veces por culpa de nuestra negligencia, pero este
pensamiento no procede de la negligencia, sino que es una sugerencia de la
serpiente.
Cuando llega el pensamiento, levántate, ora y haz la señal de la
cruz, diciéndote a ti mismo como si te dirigieras al enemigo: "¡Sea el
anatema para ti y tu tentación! Caiga tu blasfemia sobre ti, Satanás, pues yo
creo firmemente que Dios es providente con todos: ¡Este pensamiento no viene de
mí mismo, sino de tu mala voluntad!" (14). Las palabras empleadas nos
recuerdan la oración que acompaña ala Cruz de San Benito, las cuales, con la señal
de la cruz, se confirman como el arma más eficaz para mantener apartado al
demonio y sus tentaciones.
---
Tags: T.O.C. ; pensamientos blasfemos; pensamientos malos; católico; cristiano; obsesión; pensamientos recurrentes
(14) X 63 (n° 667), en: REGNAULT, L.: Les Sentences des
Péres du désert. Troisiéme recueil ... Solesmes, 1976, p. 80.
No hay comentarios:
Publicar un comentario